Las anémonas de mar o actinias (Actiniaria) son un orden de antozoos hexacorales. Son animales sésiles que se fijan al substrato marino, ya sea la arena del fondo o en el caso de las actinias, las rocas. Llegan a medir desde 1.5 cm hasta 2 m de alto. Estos pólipos, parecen más bien una colorida planta que un animal propiamente dicho. Hay más de 800 especies.
El comercio de especies marinas ornamentales, es decir, la extracción de estos organismos de su hábitat para destinarlos a adornar acuarios de gente con escasa conciencia ecológica, se ha expandido notablemente en las últimas décadas, involucrando numerosos países a nivel mundial. A comienzos de los años 1980 el valor estimado de las importaciones de peces e invertebrados marinos se ubicó entre 24–40 millones de dólares por año. Actualmente se estima que las importaciones de estos organismos alcanzan un monto de entre 200 a 330 millones de dólares anualmente, siendo los Estados Unidos responsables del 80% de las importaciones. A pesar de los avances y la expansión de la aguacultura, basada en la captura y cría de las larvas, la mayor parte de los "ornamentos marinos" son recolectados y capturados de la naturaleza, como adultos o juveniles. Las anémonas son suceptibles de ser víctimas de la sobreexplotación debido a su larga vida, tasas de crecimiento relativamente lentas, y bajas tasas de reproduccion, en comparación a sus peces residentes, los cuales también se ven afectados debido al hecho de que ellos dependen de determinadas especies de anémonas para su superviviencia. Investigaciones recientes demuestran que la pesca para fines ornamentales impacta significativamente las poblaciones de anémonas y del anemonefish, reduciendo drasticamente las densidades poblacionales de estas especies en áreas de explotación, y podría también impactar negativamente a otros muchos organismos que conviven en estrecha relación con ellas, alterando la estructura y la composición de estos ecosistemas y disminuyendo la biodiversidad.
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